Admisión.

A ver, esto ya es historia vieja. 

En qué momento de la existencia deje que te metieras tanto en mi cabeza? Cómo es que alguien tan insignificante como tú puede dominarme tanto, convertirme en la persona más boluda del planeta y transformar mi cara en la más distraída de todas. Te lo juro, hace años que no me pasa lo mismo. 

Ese día no podía dejar de mirarte, creo que nunca te había visto tan peligrosamente hermoso, no tienes idea de las ganas locas que tenía de besarte, estar así tan cerca a ti.

Te mencione que hueles a los dioses? (ok, this is creepy). 
No recuerdo si te lo he contado, pero hay personas cuyo olor no puedo olvidar. 

El tuyo, inexplicablemente, lo tengo grabado.

Me gustas.
Me gusta que no te afeites. 
Me gustan tus polos raros.
Me gusta que te gusten mis dulces.
Me gusta que me enseñes.
Me gusta tu sarcasmo.
Me gusta que conversemos.
Me gusta salir contigo.
Me gusta tu sonrisa de lado.
Me gustan tus ojos.
Me gusta tu voz.
Me gusta tu risa.
Me encantan tus besos.
Me envenena tu olor.
Me matan tus miradas.

Tú me gustas.


Ahora todo lo que hago es pensar en ti.

¿Qué me has hecho Mario Román?





Comentarios